postales sonoras

martes, 17 de marzo de 2009


En el arte, lo que constituye a la belleza no es sólo el contacto de elementos opuestos, sino su propio antagonismo, la manera activa en que el Uno tiende a irrumpir en el Otro, a imprimirse en él como una herida, una depredación... así lo bello sólo existe en función de lo que se destruye y de lo que se regenera, a modo de catarsis, de purificación,...
Al fin y al cabo cualquiera de nosotros puede recrearse visualmente ante lo más hermoso que pueda existir así como con la destrucción total.
Esta imagen tomada de la fachada que está junto al bar Kiki, bien podría transportarnos a un barrio de la destruida Palestina, de alguna favela brasileña o incluso a la antigua Yugoslavia, cuando estaba en Guerra.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Para ser libres hay que respirar y sobre todo hay que conocer y valorar el aire que respiramos. Como dice Bauman: “En cierto sentido, la libertad es como el aire que respiramos. No preguntamos qué es el aire, no dedicamos tiempo a analizarlo, a discutirlo, a pensar en él”. Ese aire que pasa por la ventana podría ser un viento de libertad si sólo supiéramos reconocerlo.

LIBERTAD PARA PALESTINA. APRENDAMOS A RESPIRAR, ABRAMOS LAS VENTANAS. NO A LAS GUERRAS

Anónimo dijo...

Uuuuhhhmmmm, hermosas palabras, además muy ciertas. Creo que en cierto modo sí que somos capaces de reconocer ese aire, sino como explicarías el hecho de que en momentos de mucha tensión, de estres, de trabajo, parece como si te faltara el aire, como si te ahogaras. Creo que existe algo de conexión entre la sensación de libertad y la capacidad respiratoria y/o el aire.